«Shadowboxin»: la razón suprema para ver ya «Wu-Tang: An American Saga»

El hecho de que exista una serie (en Hulu) que narre la historia de Wu-Tang Clan desde sus inicios hasta el estrellato mundial no solo es un sueño hecho realidad para fans del rap de todo el mundo, sino para cualquiera con un mínimo interés en la música internacional. Al fin y al cabo, el clan es uno de los grupos más relevante de la historia del hip hop, y el interés que suscitan va mucho más allá del género musical al que pertenecen.

Y, si bien las tres temporadas han sido geniales, el último capítulo emitido hasta el momento (titulado «Shadowboxin», como la canción incluida en el genial ‘Liquid Swords’ de GZA) es sencillamente brillante.

Tanto, que necesitaba un artículo propio, más allá de nuestras tradicionales reseñas por temporada.

El episodio se centra en Divine, hermano de RZA (y primo de GZA) y una de las personas clave en la explosión de Wu-Tang Clan como grupo, aunque sea un desconocido para muchos. Miembros del clan como Raekwon han dicho literalmente de todo sobre él (incluso que es un hijo de p**a), pero lo cierto es que su labor fue esencial en los inicios.

En «Shadowboxin» vemos todo lo que normalmente no apreciamos desde fuera en el mundo de la música: las vicisitudes tras la creación de un sello discográfico, las reuniones con ejecutivos de alto nivel (incluso sale Tommy Mottola), la presión de las disqueras por las entregas de los discos en fecha o las discusiones de los distintos miembros del grupo entre sí.

Y es que, en ese punto temporal, Method Man, Ol’ Dirty Bastard y Raekwon ya eran estrellas con alto poder adquisitivo, Ghostface estaba casi ahí gracias a ‘Only Built 4 Cuban Linx’ junto a Rae pero, sin embargo, Inspectah Deck se frustraba porque las discográficas no mostraban interés en él a pesar de su talento. GZA necesitaba mucho tiempo para crear y escribir y RZA andaba entre negocios y negocios y producía menos beats de los que sus compañeros querían.

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Por si fuese poco, se sigue adelante con el desarrollo de Wu-Wear como marca, entra en escena un manager de ODB tan alocado como él y Ghostface Killah aka Tony Starks descubre que es diabético. Ninguna de estas cosas se deberían considerar spoilers, primero porque son los sucesos reales que ocurrieron y segundo porque se ha contado en biografías, autobiografías, documentales, podcasts y vídeos de YouTube a lo largo de los años.

«Shadowboxin» no solo muestra la calidad de una serie que hace las delicias de los fans del super grupo de rap, sino también la pesadilla logística que era sacar adelante la carrera de una banda, de sus miembros en solitario, de sus contratos individuales, de la marca de ropa, de la mansión en conjunto y, sobre todo, de los diferentes egos de casi diez miembros.

Una pequeña obra maestra en forma de capítulo en un momento en el que el nivel de las series es tan alto que ya parecía que nada era capaz de sorprendernos. De ese modo, enhorabuena a Hulu y a los creadores de «Wu-Tang: An American Saga».