Rodney Barnes explica por qué no es fácil que vuelva «The Boondocks»

Por Nia Aish / 26/05/2025
Rodney Barnes explica por qué no es fácil que vuelva «The Boondocks»

Sabemos que muchos conoceréis «The Boondocks» gracias a Cruz Cafuné y su álbum ‘Me Muevo Con Dios’. Si habéis tenido la suerte y las ganas, seguramente habréis visto la serie e incluso os habréis preguntado por qué no hay más capítulos. Pues bien, Rodney Barnes, uno de sus guionistas principales, ha hablado claro sobre los retos que implicaría revivir la serie animada en pleno 2025.

Aunque los fans llevan años pidiendo su regreso, parece que el contexto actual no lo pone nada fácil.

¿Por qué son improbables nuevas temporadas de «The Boondocks»?

Durante una entrevista con AllHipHop en el Fan Expo de Filadelfia, Barnes no descartó del todo una nueva entrega, pero fue honesto sobre las dificultades. En sus propias palabras:

Nunca digas nunca, pero es un momento muy diferente. Cuando escribíamos «The Boondocks» a principios de los 2000, las redes sociales no eran lo que son ahora. Hoy en día, en cuanto ofendes a alguien, se te echan encima en X. Y a las empresas no les gusta eso.

La serie, basada en la tira cómica de Aaron McGruder, se estrenó en 2005 y se convirtió en un fenómeno por su humor afilado y su crítica sin filtros. Desde Tyler Perry hasta Barack Obama, nadie se libró de las pullas de HueyRiley y compañía. Su tono provocador fue clave para el éxito en Adult Swim, pero ese mismo enfoque es ahora lo que complica su regreso.

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En 2019 se anunció un reboot con McGruder a la cabeza, vinculado al relanzamiento de la serie en HBO Max. Pero el fallecimiento de John Witherspoon, voz del querido abuelo Freeman, dejó el proyecto en pausa indefinida. Con el tiempo, HBO lo dejó aparcado por completo.

A día de hoy, Barnes parece más inclinado a pensar que no habrá nueva temporada. Aun así, la comunidad de fans sigue soñando con una vuelta que, si llegara a materializarse, tendría que adaptarse a los códigos y sensibilidades actuales. O no, qué diablos, y quien se ofenda que llore en Twitter un rato. Con no hacerle caso, ya, ¿no? Aunque siempre es más fácil decirlo que hacerlo.