«Betty»: skateboarding en Nueva York de la mano de HBO
A pesar de aquel escándalo que significó el montaje de «Leaving Neverland» (en el que dos estafadores de poca monta decían haber sido abusados por Michael Jackson), la mayoría de series y documentales de HBO suelen ser del más alto nivel.
Y decir esto es que «Juego de trono», «Los Soprano», «Boardwalk Empire», «Hermanos de sangre» o «The Wire» pertenecen a la productora-plataforma, es decir: muchas de las mejores de la historia.
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Razones de peso para estar al tanto de las novedades que sacan. Si bien es imposible seguir todas las series interesantes que van saliendo en este boom que no parece cesar, si al menos seleccionar las que puedan ser más interesantes de acorde a nuestros gustos y nuestra personalidad.
Es por ello que tuvimos que lanzarnos a «Betty», una de las últimas propuestas de la mencionada HBO.
La mini serie narra el día a día de un grupo de adolescentes neoyorkinas cuya mayor pasión es el mundo del skateboard. Con esa excusa (y siendo un spin off de la película «Skate Kitchen» de 2018), poco a poco nos adentramos en las preocupaciones, visicitudes, reflexiones y modos de vivir de la época más interesante, conflictiva e insegura de la etapa del ser humano.
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Y es que lo rico, complejo e interesante de «Betty» es que logra algo que históricamente se ha intentado (tanto en largometraje como en series) de un modo mucho más real y honesto y mucho menos unidireccional y ridículo.
Es por ello que cuando uno se sumerge en la serie disfruta de mucho más que de un simple producto sobre aficionados al skate, sino de unos personajes que se comportan, hablan y se debaten como lo haría alguien de esa edad en ese contexto.
Es la mayor virtud de la serie. Una producción en que lo importante no es lo que pasa, sino como pasa. Y ese «como» es un espejo de la adolescencia como pocas veces habíamos visto antes, de ese modo estamos ante la casi recuperación de esa etapa de la vida mediante nuestros ojos de espectador.
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La directora Crystal Moselle (autora de la película original) ha mejorado aun más su producto con una serie que rezuma alegría, vitalidad y luminosidad aun cuando suceden cosas negativas.
Ese aura especial que solo se tiene en una etapa concreta de la vida y que de alguna manera «Betty» ha conseguido encapsular en formato mini serie.
Cuando creemos que los hemos visto todo y que los fuegos de artificio son el presente y futuro de la ficción, llega «Betty» y nos vuelve a demostrar que menos es más y que la alegría de vivir es más importante que el ruido, los efectos por ordenador y las caras hiper conocidas del celuloide trasladadas al mundo de las series. Maravillosa.
Y si lo tuyo es la animación, echa un vistazo a «The Midnight Gospel» de Netflix.