«Beauty» de Netflix: una historia en la industria musical de los 80s

De un (cada vez más largo) tiempo a esta parte, Netflix es consciente de la importancia de la música negra para una parte significativa de la población mundial, de ahí que no deje de estrenar largometrajes, series y documentales sobre el tema. Algo que nos parece maravilloso y necesario, dicho sea de paso.

El último de estos estrenos ha sido «Beauty» , y no podíamos sino verla y dejar nuestra completa opinión. La recién estrenada cinta cuenta la historia de una joven llena de talento que se esfuerza por mantener su integridad tras firmar un suculento contrato con una multinacional de las discográficas.

Un contrato que desencadena una serie de discusiones y desencuentros con su propia familia y sus mejores amigos, y es que todos quieren guiarla, todos creen que se merecen un trozo del pastel y todos quieren estar ahora a su lado.

Contextualizada en los años ochenta e inspirada levemente (y no tan levemente) en la vida de la icónica Whitney Houston, «Beauty» es un retrato intimista, a veces contemplativo y honesto del camino a la fama y de su llegada. La soledad, el egoísmo de los demás, la exigencia de las compañías de discos, la perdida de la identidad y muchas otras reflexionadas son trazadas con acierto en los menos de cien minutos de la película.

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Dirigida por Andrew Dosunmu (responsable de la más que decente «Where is Kyra», de 2017), la película basa gran parte de su atractivo en las portentosas actuaciones de Gracie Marie Bradley, Niecy Nash y Aleyse Shannon (esplendidas aquí), aunque también en los siempre eficientes (y atractivos) roles de Giancarlo Esposito y Sharon Stone. Como era de esperar y cómo reza el tópico, tenemos un pequeño papel para un rapero conocido, y en este caso se trata de Joey Bada$$.

«Beauty» es una película que vive el estrellato desde dentro, que se toma su tiempo y que es introspectiva y reflexiva. Es por ello que deben abstenerse los amantes de los fuegos de artificio, del ruido y de lo previsiblemente lacrimógeno. El resto va a disfrutar este viaje al éxito en unos años -muy- creíbles años ochenta.