Review de ‘BBO’: Hoke y Louis Amoeba se cuelgan la medalla de oro

Esta misma semana se estrenaba ‘BBO’, uno de los álbumes más esperados del año.

El disco de Hoke y Louis Amoeba tiene doble mérito. Primero porque es buenísimo, superior, Olímpico. Segundo, porque ha conseguido que todo el mundo se deshaga de la pesada soga del ego y reconozca que, efectivamente, lo es.

‘BBO’ nos ha puesto a todos de acuerdo. Y seamos realistas, ¿hacía cuánto que un disco no conseguía algo así? En un ecosistema tan polarizado como es el rap español, el trabajo del dúo valenciano ha funcionado como un imán, un agujero negro que ha conseguido atraer miradas y halagos.

No sabría explicar el por qué, más allá de lo obvio: la calidad de las canciones. Pero, al menos para mí, hay algo en los 11 temas que componen la placa que me resulta cercano y que conecta con escenas y olores y texturas ya vividas.

Quizás sea por la voz de Hoke, que suena a calada sostenida largamente, o por las estampas de extrarradio que tan bien compone. Y es que BBO tiene algo de manifiesto generacional, de reflejo de agua en el que casi cualquiera puede mirarse. 

Este disco nos ha traído esperanza en un momento donde es bastante complicado encontrarla. Da la sensación de que dos de los nuestros lo han conseguido y, encima, nos han llevado con ellos, como si este triunfo fuera casi una cuestión de clase. Porque los niños que van de mayores somos todos nosotros.

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Pero no podemos tratar de explicar nada de esto sin el trabajo de Louis Amoeba. El productor ha tejido un hilo invisible que une todos los ritmos con una coherencia a la que, en los tiempos que corren, no estamos acostumbrados. Es capaz de saltar entre estilos de manera totalmente orgánica, construyendo un monumento sónico sin fisuras.

Amoeba y Hoke parecen funcionar como un único organismo (o un monstruo de cuatro brazos, casi como diría Gloosito) y es aquí donde radica gran parte de la magia del proyecto. Los dos han conseguido situarse en un mismo escalafón creativo, entendiendo a la perfección las necesidades del otro. 

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Mención aparte merecen también las colaboraciones. Cruz Cafuné, Ergo Pro, Ill Pekeño y Ébano han sacado a relucir sus mejores barras para ponerse a la altura de Hoke. Los cuatro consiguen brillar con luz propia en cada una de sus intervenciones y añaden un extra de sabor al disco. Son la guinda gourmet de un pastel gourmet.

¿’BBO’ es candidato a trabajo del año? Sí, pero también es mucho más. Su trascendencia supera cualquier galardón o crítica musical: ahora mismo hay niños que quieren aprender a rapear gracias a Hoke y Louis Amoeba. Ese es el premio.